
A veces anhelamos algo que, en lugar de atraerlo, alejamos.
Hay que dar espacio y parecer no necesitado.
¿Quién va a comprar algo que todo el mundo puede tener?
Tienes que parecerte a ese deportivo que parece gritar a los clientes que lo ven en el concesionario: “Si tú no me compras, otro lo hará. Soy único. Exclusivo”.
Y eso sólo se consigue con calma y confianza en uno mismo.
A veces hay que desprenderse de las cosas (y de las personas), perderlas para que vuelvan a ti por voluntad propia.
Epicteto, hace más de dos mil años, dijo: “Recuerda que en la vida debes comportarte como en un banquete. Algo viene a ti al pasar: extiende la mano y sírvete moderadamente. Pasa: no lo retengas. Aún no ha llegado: no muestres tu deseo y espera a que llegue a ti.
El mejor cazador es el que permanece inmóvil, esperando a que la presa caiga en la trampa.—La persecución suele conducir al gasto de energía y a la derrota.
Riquezas, parejas románticas, viajes que quieres hacer, sueños, amigos y oportunidades profesionales se abrirán ante ti si entrenas el desapego.
La decepción es como un puñal que se clava en tu cuerpo, drenándote de vitalidad cada vez que la realidad no cumple tus expectativas. Deshazte de ella y tendrás más energía para seguir trabajando y perseverando.
Y nunca olvides que el que la sigue la consigue. Así que no seas ansioso, no alejes lo que quieres siendo impaciente. No reveles tus cartas antes de que acabe la partida.
El cazador experimentado espera a que la presa esté a su alcance antes de abalanzarse sobre ella porque sabe que, si no, escapará de sus garras. Así que no te impacientes; espera el momento oportuno y entonces ataca con todo.
Así conseguirás tus objetivos en todos los ámbitos de la vida.
Janitza Rivera
Executive Business Coach